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ElMostrador.cl 01 agosto 2021

Un deber cumplido

Elmostrador.cl: https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2021/08/01/un-deber-cumplido/

La reciente invitación al Centro Nansen por La Paz y el Diálogo de Noruega, firmada por las máximas autoridades de las Universidades de La Araucanía abre una esperanza en una región tan castigada. Los últimos acontecimientos demuestran que los conflictos que la afectan lejos de superarse, se agravan cada día más. Se trata de una situación producto de múltiples errores que se cometieron en el pasado y que el Estado no ha sido capaz de resolver.

El Centro Nansen por La Paz y el Diálogo no va a resolverlos. De eso las autoridades universitarias tienen plena certeza, pero por su carácter neutral e independiente, sumado a su larga experiencia en situaciones de este tipo, es el organismo más indicado para generar un escenario distinto que podría abrir las puertas a un camino que conduciría a la paz que tanto anhelan quienes nacieron, viven o trabajan en la región. Su objetivo es muy simple, aunque complejo a la vez: generar canales de participación que reviertan la segregación política que ha predominado en Chile desde una nueva institucionalidad.

La invitación al Centro Nansen, que mostró de inmediato su voluntad de colaborar, se extiende –y en esto son muy claras las autoridades universitarias- a toda la comunidad regional, sin exclusión, con el sólo compromiso de iniciar diálogos que inicialmente podrían ser ofensivos, pero absolutamente necesarios. Escucharnos desde las discrepancias, desde los distintos intereses que tienen los diferentes grupos que conforman la comunidad regional, no sólo es la mejor ruta que podríamos transitar para logar acuerdos que lleven tranquilidad a la zona, sino a  la reparación a quienes se han visto afectados por la violencia, desde las antiguas violencias con que llegó la Corona, primero, y el Estado, más tarde, que tanto  daño provocó al pueblo mapuche que hoy día se levanta para cambiar el rumbo de la historia, hasta la violencia más reciente que afecta a todos quienes viven en la región.

La invitación va acompañada de una propuesta que podría orientar los primeros diálogos. Se resumieron en cuatro ejes: el reconocimiento de los pueblos originarios en su condición de tales; hacerse cargo de la dolorosa situación de la Araucanía; sugerir posibles caminos para establecer un nuevo pacto; y, la urgencia de escuchar a la Araucanía. He remarcado en negrita el último, porque eso es lo que le hace falta al Estado. Los problemas de la región no los van a resolver las autoridades de Santiago, la experiencia de los últimos años así lo demuestra. Esta invitación es a que sean quienes sufren los efectos de los conflictos los que hagan sentir su voz a quienes gobiernan Chile. Y deben hacerlo con fuerza, con la convicción de que entre sus pobladoras y pobladores existen la sabiduría y los liderazgos que se requieren para que el Estado los escuche y atienda sus demandas.

Quiero terminar esta columna felicitando a Aliro Borquez, Rector de la Universidad Católica de Temuco; Eduardo Hebel, Rector de la Universidad de La Frontera; Rosemarie Junge, Rectora de la Universidad Santo Tomás; Teodoro Ribera, Rector de la Universidad Autónoma de Temuco, Juan Pablo López, Director de la Sede de Victoria de la Universidad Arturo Prat; Gonzalo Valdivieso, Director del Campus Villarrica de la PUC; Gonzalo Verdugo, Vicerrector de la Universidad Mayor; y, muy especialmente, a Monseñor Héctor Vargas, Gran Canciller de la Universidad Católica de Temuco, cuya firma garantiza la ecuanimidad de la Invitación.

Señores y señora rectores, los felicito, han cumplido un deber que la región agradece.