Tras un proceso de reconstrucción liderado por la Agrupación Estudiantil Mapuche UCT Mew, la Universidad Católica de Temuco inauguró la nueva ruka en el campus San Juan Pablo II, reafirmando el compromiso institucional con la revitalización cultural, la educación intercultural y el diálogo de saberes en el territorio.
La Universidad Católica de Temuco inauguró la ruka reconstruida en el Campus San Juan Pablo II, hito que marca el cierre de un proceso impulsado por la Agrupación Estudiantil Mapuche UCT Mew. La iniciativa dio nueva vida a una ruka levantada hace 10 años atrás por estudiantes mapuche, y fue posible gracias al trabajo colectivo entre estudiantes, comunidades, facultades y unidades universitarias. El espacio se proyecta como un lugar de encuentro cultural y formativo para toda la comunidad universitaria y regional.
Durante la ceremonia de inauguración participaron autoridades ancestrales mapuche, autoridades universitarias, estudiantes y miembros de la comunidad. En el interior de la ruka se desarrolló un espacio de conversación y reflexión, donde se compartieron miradas sobre el valor de este lugar y su proyección para el futuro. Al respecto, la rectora de la Universidad Católica de Temuco, Marcela Momberg, destacó: “Este es un esfuerzo colaborativo que han hecho las agrupaciones de estudiantes con las distintas facultades y especialmente con la Facultad de Educación y con Infraestructura y Servicios Generales. La idea es tener esta ruka para poder generar espacios de diálogo, de compartir, de saber y aprender lo que significa la cultura del pueblo mapuche”.
La reconstrucción se realizó debido al desgaste estructural que presentaba la ruka original, levantada hace una década por estudiantes mapuche. Para la Agrupación Estudiantil Mapuche UCT Mew, este proceso significó un acto de memoria, fortalecimiento identitario y continuidad. “Esta iniciativa partió en el 2014, por la necesidad de estudiantes mapuche de tener un espacio propio donde levantar el mapudungun, donde fortalecernos como mapuche”, señaló Celeste González, integrante de la agrupación. “Ahora la universidad ha apoyado esta iniciativa y estamos súper felices de compartir este espacio, de invitar a que sea un espacio de diálogo permanente. Instar a la universidad, a los profesores, a los estudiantes a hacer cotidiana la interculturalidad”.
El académico de la Universidad Católica de Temuco, Gabriel Llanquinao, valoró esta iniciativa como una contribución significativa al vínculo entre formación, identidad y territorio: “Este es un paso importante que hoy día la universidad lleva adelante y lo demuestra con apoyar iniciativas impulsadas por los estudiantes. Asimismo, aborda la situación que vive nuestra universidad y el gran componente de estudiantes mapuche en las distintas carreras. De esta manera, se refuerzan los lineamientos orientados a vincularse con el territorio, pero también a fortalecer las líneas de conocimiento relacionadas con los pueblos indígenas para generar procesos de valoración y proyectarla en los procesos formativos de las distintas carreras”.
Por su parte, la directora de la Dirección de Vida Universitaria, Pamela Merino, tuvo palabras para valorar el quehacer de las agrupaciones estudiantiles “como Dirección estamos orgullosos de los que nuestros estudiantes pueden alcanzar con una debida organización, dialogo y apoyo institucional. La concreción de esta ruka da cuenta del valioso rol que cumplen nuestras agrupaciones estudiantiles en la vida universitaria. Son ellas las que, con compromiso y visión, impulsan iniciativas que fortalecen su formación integral y como dirección reconocemos y valoramos profundamente ese aporte.”
Reconstrucción y fortalecimiento intercultural
Para Álvaro Navarro Aburto, rukafe y colaborador en la reconstrucción, explicó que el proyecto nació de la necesidad planteada por los estudiantes mapuche de contar con un espacio propio: “El desafío partió con las conversaciones que hicieron los estudiantes de la agrupación, quienes plantearon la necesidad de reconstruir la ruka. Yo he construido otras y sentí la necesidad de demostrar que como pueblo, podemos sorprender con técnicas ancestrales, por eso acepté el desafío de trabajar acá. Se esperaba que pasara mucha gente por este lugar, por eso el sentido de la madera y el diseño buscan que quienes lo visiten se sientan orgullosos e identificados, y luego regresen a las comunidades para entregar conocimiento y soluciones”.
Así como la reconstrucción de la ruka representa un acto de recuperación y valoración de las tradiciones constructivas mapuche, la revitalización del mapudungún es igualmente esencial para preservar la identidad cultural. En ese sentido, Lilian Nahuelcheo, estudiante de Pedagogía en Lengua y Cultura Mapuche e integrante de la agrupación, destacó su compromiso con el aprendizaje y la enseñanza de la lengua: “Estoy aprendiendo a hablar mapudungún, todavía cometo errores, pero siento que es necesario aprenderlo para algún día enseñarlo a otros niños y así evitar que se pierda. Es nuestro deber levantar estas conversaciones y acercarnos a los jóvenes que aún les cuesta reconocerse como mapuche. Ese es nuestro rol como agrupación”.
Esta ruka busca ser un espacio permanente de formación, revitalización identitaria y vinculación con el territorio. Su reconstrucción refleja el compromiso conjunto por avanzar en la consolidación de una educación intercultural, con enfoque territorial y pertinencia cultural, fortaleciendo el trabajo colaborativo entre estudiantes, unidades académicas y comunidades.