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La celebración litúrgica y el tradicional desayuno institucional convocaron a la Comunidad UCT a vivir un espacio de encuentro, reflexión y fraternidad, que pone en valor el discernimiento, el cuidado mutuo y la esperanza al cierre del año 2025.
En un ambiente de recogimiento y espíritu fraterno, la Comunidad UCT se congregó para celebrar la tradicional Santa Misa de Navidad en la Parroquia San Francisco de Asís, instancia que invitó a detenerse y reflexionar sobre el sentido profundo de estas fiestas, al término de un intenso año académico.
La Eucaristía fue presidida por el Presbítero Leonardo Villagrán Santana, Vice Gran Canciller de la Universidad Católica de Temuco, quien centró su homilía en el misterio de la Navidad como una historia viva, marcada por luces y sombras, en la que Dios decide hacerse parte de la historia humana. Desde esa mirada, destacó que la genealogía de Jesús recuerda que cada persona ocupa un lugar fundamental y que nadie es prescindible en la construcción de una comunidad.
En ese contexto, subrayó que la historia de la universidad también se construye desde el aporte cotidiano de quienes la conforman, reconociendo que, como toda realidad humana, conviven aciertos y desafíos: “Todos somos importantes, todos ocupamos un lugar y estamos llamados a aportar en la construcción de esta historia común”, señaló, invitando a valorar el aporte propio y el de quienes forman parte de la vida universitaria.
Asimismo, el Vice Gran Canciller relevó la importancia del discernimiento como actitud permanente, señalando que buscar el bien común implica escuchar, dialogar y dejar de lado egoísmos o rencillas. En ese sentido, recordó que la Navidad es una invitación a renovar la esperanza, destacando el sentido profundo del nombre de Jesús como “Dios salva”, capaz de transformar la vida personal y comunitaria.
Tras la celebración litúrgica, la comunidad universitaria compartió el tradicional desayuno de Navidad en el casino del Campus San Francisco. En la ocasión, la Rectora de la Universidad Católica de Temuco, Marcela Momberg Alarcón, destacó el valor de estos espacios de encuentro, señalando que “este es un momento en el cual nos llamamos a la calma, a la serenidad, a compartir como comunidad. Es un tiempo de esperanza y de alegría”.
La autoridad universitaria recordó que el año estuvo marcado por momentos significativos y por la partida de integrantes de la comunidad y de familiares, así como por situaciones de salud que invitan al respeto y al acompañamiento. “Este es también un tiempo para recordar con mucho cariño a quienes ya no están y para pensar en quienes están atravesando momentos complejos”, expresó.
Junto con ello, la Rectora valoró el crecimiento y el compromiso colectivo vivido durante el año, destacando el sentido comunitario que sostiene el quehacer institucional. “Este ha sido un año que nos ha desafiado, pero que también nos ha permitido crecer como comunidad, poniendo en el centro el trabajo colaborativo, el cuidado mutuo y el compromiso de cada una y cada uno de ustedes”, afirmó.
Finalmente, hizo un llamado a aprovechar este tiempo para el descanso, la renovación de energías y el encuentro familiar, reforzando el espíritu que inspira a la universidad. “La Navidad es un tiempo de esperanza y de alegría, para compartir en familia y estar efectivamente amparados en la convicción de que nos acompañamos y construimos comunidad”, concluyó, deseando a toda la Comunidad UCT una feliz Navidad.






