Liderado por estudiantes mapuche, el proceso de reconstrucción de la ruka en el Campus San Juan Pablo II marca una etapa clave en la instalación de su nuevo techo, símbolo de conocimiento ancestral y diálogo entre comunidades.
La primera ruka del Campus San Juan Pablo II fue levantada en 2015 por estudiantes mapuche que sintieron la urgencia de contar con un espacio idóneo para revitalizar su lengua, su cosmovisión y sus formas propias de encuentro. A casi una década de ese hito, la comunidad universitaria acompaña una nueva etapa, con la reconstrucción completa de la ruka, desde sus pilares fundacionales hasta el tejido de la küna, el techo tradicional del espacio.
La küna representa una de las partes más simbólicas de la estructura, por su carácter protector y su fuerte carga cultural. Su tejido, realizado en una jornada colectiva, marcó el cierre de un ciclo que unió conocimiento técnico con sabiduría ancestral. “Hoy nos encontramos en una de las etapas finales de la reconstrucción de nuestra ruka. Estamos en el tejido de la küna, junto a estudiantes, niños y diversas direcciones de la universidad que han colaborado en este proceso”, explicó Celeste González Aburto, presidenta de la Agrupación Estudiantil Mapuche UCT Mew.
La reconstrucción responde a un deterioro estructural detectado en la antigua ruka. “Hace alrededor de un año, junto con la agrupación, nos planteamos el objetivo de reconstruir la ruka porque detectamos una serie de problemas estructurales que no estaban a la altura de un espacio educativo con esta significancia”, precisó Iván Cisternas, director de Gestión y Desarrollo de Campus. En respuesta, diversas unidades universitarias y actores estudiantiles impulsaron un proyecto que dio prioridad al respeto por las técnicas constructivas tradicionales y los materiales provenientes de territorios mapuche.
“Uno de los desafíos fue que la ruka mantuviera la tradición constructiva propia del territorio. Por eso las técnicas y materiales que se usaron corresponden a lo que emplean históricamente los rükafe. La madera nativa proviene de distintos lugares, porque esta ruka representa los diversos territorios de la región”, agregó Cisternas.
Espacio de vinculación intercultural
La jornada también convocó a estudiantes de la Escuela Arturo Prat de Temuco, quienes participaron del tejido, aprendieron y realizaron preguntas sobre el proceso. Nuri Sánchez, profesora a cargo del tercero básico A, valoró el impacto formativo de la visita, y explicó que para los niños, “es una experiencia muy enriquecedora. Preguntaban qué tipo de material era, cuánto demoraban en construir una ruka”.
Alexis Escalona Manquián, profesor del mismo establecimiento y estudiante de quinto año de Pedagogía Intercultural en la UCT, explicó que la actividad permite llevar al aula experiencias concretas, debido a que “esta invitación de la agrupación estudiantil permite que los niños vivan de forma real el conocimiento que trabajamos en clases. El currículum nacional ofrece espacios donde es posible integrar contenidos culturales, y esta visita enriquece ese proceso”.
Desde el Instituto Nacional de la Juventud, su directora regional Gloria Carimán, participó del hito, y relevó el espacio como herramienta pedagógica y de diálogo, espacio que tendrá “un sentido educativo, pedagógico y también de encuentro. Las y los estudiantes mapuche que lideran este proceso han mostrado una tremenda generosidad y compromiso que valoramos enormemente”.
Para Rodrigo del Valle, director general estudiantil, la reconstrucción de la ruka expresa el espíritu de comunidad y aprendizaje que debe caracterizar a una universidad. “Este es un espacio de construcción de conocimiento, de cosmovisión mapuche y de interculturalidad. Es hermoso que todo esto nazca desde una agrupación estudiantil, con apoyo de distintas unidades universitarias”.
La nueva ruka —cuya inauguración está proyectada para dentro de tres meses— representará un lugar permanente de formación, revitalización identitaria y vinculación con escuelas, territorios y comunidades. “Este espacio surge de la necesidad de revitalizar nuestra lengua, nuestro kimün y nuestro Mapuche Mogen y fortalece la identidad de quienes estudian en la universidad y de todas las personas que lo visitan”, concluyó Celeste González Aburto, quien además reafirmó la invitación a instituciones y comunidades del territorio a conocer y habitar esta nueva etapa.