Emotivo, nostálgico y sensible fue la despedida al Obispo de la Diócesis de Temuco y Gran Canciller de la Universidad Católica de Temuco, Monseñor Héctor Vargas Bastidas, quien falleció el pasado lunes 7 de marzo.

Con una Iglesia Catedral repleta en la capital de La Araucanía, la mañana de este miércoles 9 se vivió el último adiós, con la compañía de autoridades políticas, eclesiásticas y académicas, además de funcionarios de la UCT, del Obispado de Temuco y diversos integrantes de la comunidad regional.

Antes de dar comienzo a la eucaristía, numerosas personas cercanas al Obispo ofrecieron palabras de condolencias. Uno de los primeros en expresarse fue el Rector de la UCT, Aliro Bórquez Ramírez. “Tempranamente, quienes fuimos cercanos a su gestión como Obispo y Gran Canciller de la Universidad, comenzamos a descubrir su gran preocupación y vocación en tres grandes temas: la educación de los jóvenes, la situación del pueblo mapuche y la delicada tensión que vive esta Región. Dada su impronta de sacerdote salesiano, tenía una muy clara vocacion por la educación y la formación de los jóvenes, la que había refrendado con la formación universitaria y, luego, como Magíster en Ciencias de la Educación. De esta manera, fue un fuerte impulsor de todas las iniciativas de acceso inclusivo que promovía la Universidad”, destacó el Rector.

Quien también tomó la palabra fue el Gobernador Regional de La Araucanía, Luciano Rivas. “El desafío para todas las personas que estamos en esta Araucanía es que avancemos por una Araucanía en paz, mejor, y sobre todo llevemos la voz y el mensaje de Monseñor Vargas, que sin lugar a dudas fue un artesano de unidad por la Región”, dijo la autoridad regional.

Otras destacadas personas ofrecieron sus condolencias, tales como Jaime Vargas Collipal, sobrino del Monseñor; Víctor Manoli, delegado presidencial regional de La Araucanía; Monseñor Marco Antonio Cortés Lara, obispo de Tacna y Moquegua; la Congregación de Hermanas Terceras Franciscanas Misioneras de la Inmaculada Concepción; el Movimiento Encuentro de Papás en el Espíritu (EPE) de Temuco; la Federación de Instituciones de Educación Particulares (FIDE), entre otras.

Durante la ceremonia, el obispo de la Diócesis de Punta Arenas, Monseñor Bernardo Bastres, ofreció la homilía, en la que destacó la personalidad jovial de Monseñor Vargas y resaltó su clara e insistente vocación por la educación. “Era un hombre creyente que confiaba plenamente en Dios. Eso me llamó siempre la atención en él, y esto lo tradujo en su vida, como salesiano, en su vida sacerdotal y también episcopal (…) yo creo que Héctor amó profundamente el lugar donde estuvo. Amó profundamente la Diócesis de Arica; amó profundamente esta Diócesis de Temuco. Trató de incorporarse plenamente”, expresó Monseñor Bastres.

Posteriormente, se realizó una procesión alrededor de la Plaza Aníbal Pinto de Temuco con el féretro del Padre Obispo en compañía de su familia, la comunidad eclesiástica y un importante grupo de ciudadanos que se acercaron a despedir al Monseñor Vargas, los cuales también pudieron ver la eucaristía gracias a una pantalla gigante instalada en las afueras del templo.

Además, la comunidad Mapuche realizó su propia ceremonia en las afueras del templo para despedir el cuerpo del Gran Canciller de la UCT.

Finalmente, antes de concluir la eucaristía, Monseñor Héctor Vargas fue sepultado en la cripta de la Iglesia Catedral.

Eucaristía por la Pascua del Monseñor Héctor Vargas

El día anterior a la Misa de Exequias, la Universidad Católica de Temuco dedicó su tiempo a acompañar el cuerpo del Gran Canciller de la UCT en una Eucaristía por la Pascua del Monseñor, en la misma Iglesia Catedral donde fue posteriormente sepultado, el día miércoles.

Esta ceremonia fue presidida por el Vice Gran Canciller de la universidad, el Pbro. Juan Patricio Trujillo, y contó con la presencia de diversos integrantes de la comunidad universitaria y autoridades de la casa de estudios, quienes participaron activamente de los momentos de la misa y también dedicaron palabras de condolencias.

“El Señor le abra las puertas del paraíso para que vuelva a la Patria donde no hay muerte ni dolor, y donde el gozo permanece para siempre” fueron las palabras del Vice Gran Canciller que dieron inicio a su homilía en la eucaristía.