El abuso de los medicamentos para molestias gástricas en una región que tiene preocupantes números de cáncer de estómago alerta a los especialistas de La Araucanía.
El consumo de medicamentos de venta libre se ha convertido en una preocupación sanitaria global, debido a los riesgos de enmascaramiento de enfermedades o de resistencia a los antibióticos. Es en este escenario que ha tomado relevancia el rol de los profesionales de la salud, especialmente del químico farmacéutico, para ayudar en la educación sanitaria y así mitigar los riesgos en la comunidad.
Francisco De La Fuente, jefe de la carrera de Química y Farmacia -abierta este año en la Universidad Católica de Temuco- explicó que los medicamentos más consumidos en las casas “fundamentalmente son los analgésicos como el paracetamol, o antiinflamatorios como el ibuprofeno, diclofenaco, etc. El problema empieza cuando tomamos paracetamol y como la persona siente que no le hizo efecto, toma otro medicamento que tiene más compuestos activos y muchas veces este también tiene paracetamol, entonces está tomando una dosis doble. Esa es la dificultad de los botiquines caseros, ya que muchas veces no se mira que en una formulación puede estar repetido un fármaco”.
¿Cuáles son los riesgos de la automedicación?
“Cuando la automedicación es informada no hay mayores riesgos. Cuando se indica un analgésico tienes la información y la forma en que debe tomarse para una situación puntual, entonces no se hace necesario concurrir a un centro asistencial. En ese caso, sabiendo cuál es la dosis, uno puede tener una automedicación informada. Sin embargo, cuando nos encontramos con automedicación no informada, empieza un mal uso, llegando a abuso en ciertas dolencias que quizás no necesitan más del medicamento, o no se toman en la dosis correspondiente”, sostuvo De La Fuente.
BOTIQUÍN DOMICILIARIO
El académico de la UCT manifestó que si bien existen medicamentos de venta controlada a través de receta, hace falta educación sanitaria. “Existen medicamentos que tienen control por receta, pero el problema está cuando esas recetas van generando un ‘botiquín domiciliario’. Ahí se juntan medicamentos que han sido recetados para ciertas patologías y no falta quien dice ‘a mí me dieron esto’ y ahí se comparte y eso genera dificultades, todo esto es un tema de educación sanitaria”, añadió.
Considerando que el cáncer de estómago es la cuarta causa de muerte en Chile, con una alta prevalencia particularmente en La Araucanía, ¿qué opina del uso indiscriminado de medicamentos antiácidos para mitigar molestias estomacales?
“Esa es una realidad complicada y en general ocurre con los antiácidos. La verdad es que el Omeprazol y sus derivados, o la Famotidina, debieran usarse con prescripción, porque el gran problema es que esconden algunas patologías, entre ellas el helicobacter pylori y esto puede generar alguna enfermedad compleja, como el cáncer. Si la persona abusa de los medicamentos, va a llegar un punto en que no se va a poder hacer un diagnóstico en los tiempos que corresponden”.
¿Cómo se puede revertir esto?
“No necesariamente es a través del control, sino a través de la educación sanitaria. Importa mucho que los profesionales de la salud hagan ver estas cosas. El farmacéutico cumple una función importantísima en la atención y el seguimiento farmacoterapéutico. Una receta se da bajo ciertas condiciones, por un período determinado, con la dosis adecuada, y verificando si se están produciendo los efectos deseados. Ese seguimiento lo hace el farmacéutico. Para mí pasa más por educación que por control, pero a veces nos vemos en la obligación de tener medicamentos controlados”.
“LOS MEDICAMENTOS NO SON INOCUOS”
¿Dónde puede colaborar el farmacéutico en la prevención y el ámbito comunitario?
“En la farmacia el profesional tiene una tremenda gestión que puede hacer, pero también hay otros ámbitos donde estamos participando, por ejemplo en la atención primaria. Ahí se pueden hacer las pesquisas y la prevención. Su aporte es la educación sanitaria, para que los usuarios tengan claro que los medicamentos no son inocuos. A veces no es necesario llegar al medicamento, por ejemplo la hipertensión arterial se puede controlar con un régimen hiposalino. Ahí está la importancia del farmacéutico, porque tiene el conocimiento de la dispensación y el seguimiento de los tratamientos, y eso es vital”.
¿Cuáles son los peligros más latentes con la automedicación?
“El primero es no usarlos en las patologías que corresponden. Si yo uso un medicamento como un antibiótico, va a producir un efecto pero quizás no lo voy a volver a poder usar porque habrá generado resistencia. Eso sucede muchas veces cuando la gente toma un medicamento para algo viral. Un aspecto sanitario en el que podemos influir desde la academia, es educar sobre los botiquines domiciliarios. Ver cuál es la disposición final de los medicamentos, porque muchas veces la gente los guarda en su domicilio, pero el almacenamiento debe contar con ciertas condiciones especiales, y sólo por un tiempo determinado”.
El rol de la UCT y sus profesionales
Desde este 2023 se imparte la carrera de Química y Farmacia en la Universidad Católica de Temuco. De La Fuente destacó que la apertura de carreras del área de la salud es una contribución al desarrollo territorial y destaca que “una de las cosas interesantes que hacemos nosotros aquí en la Universidad es que estamos preparando un profesional compatible con los preceptos de las grandes instituciones de salud como la Organización Mundial de la Salud o la Federación Internacional Farmacéutica. En nuestro caso, agregamos la salud comunitaria y la interculturalidad y eso es esencial en lo que estamos viviendo. Nos estamos acercando a la salud de las personas, eso es lo que tenemos que buscar en la educación de nuestros estudiantes de la cátedra”, indicó.